La Iglesia, en su esencia, es un misterio. Un misterio que se revela a través de la historia, de la vida de sus miembros y de la acción de Dios en la misma. Es un misterio que se define por su santidad, un atributo que no solo se le otorga sino que se le reconoce como una realidad intrínseca. Pero, ¿por qué se dice que la Iglesia es santa? ¿Qué significa esta santidad para el pueblo de Dios?

El origen de la santidad: Jesucristo, el fundador

La Iglesia nace de la iniciativa de Dios. Es un reflejo directo de la naturaleza de Jesucristo, su fundador. Jesús, como el perfecto Dios-hombre, es la fuente de toda santidad. Él es “el santo, el inocente, el inmaculado” (Hebreos 7:26), y es a través de Él que la Iglesia recibe su carácter santo.

La Iglesia, como el cuerpo de Cristo, participa en la divinidad de su cabeza. Esta unión íntima con Cristo, el Santo, la convierte en un espacio privilegiado de santidad. Es como un vaso que se llena con la fuente de toda santidad: Jesucristo.

La Iglesia como camino hacia la santidad

La santidad no es una meta distante o un ideal inalcanzable. La Iglesia es el camino que conduce a la santidad. Es el espacio donde se encuentran los medios para alcanzarla: la Palabra de Dios, los sacramentos, la oración, la caridad.

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La Iglesia ofrece a sus miembros la posibilidad de crecer en santidad a través de la participación en la vida de la comunidad. Es en el seno de la Iglesia donde se cultivan las virtudes, se fortalece la fe y se experimenta la gracia de Dios. Un ejemplo claro de esto se encuentra en la vida de los santos, quienes encontraron en la Iglesia el camino para llegar a la perfección cristiana.

La santidad en la comunidad de los creyentes

La Iglesia está formada por hombres y mujeres, y como tales, son pecadores. La santidad no es un atributo que se posee de forma automática, sino que se busca y se conquista día a día. Sin embargo, la Iglesia no es un grupo de individuos aislados, sino una comunidad unida por la fe en Cristo.

La santidad de la Iglesia se refleja en la santidad de sus miembros. A través de la gracia de Dios, cada miembro de la Iglesia es llamado a la santidad. La santidad no es una propiedad exclusiva de unos pocos, sino una invitación abierta a todos los que forman parte del cuerpo de Cristo.

La caridad como corazón de la santidad

La santidad de la Iglesia no se limita a un conjunto de reglas o prácticas, sino que se expresa en la caridad. El amor fraterno es el sello distintivo de la Iglesia. Como lo decía Santa Teresita del Niño Jesús, la Iglesia es como un cuerpo, y el amor es su corazón.

La caridad es la expresión tangible de la santidad. Es en el servicio al prójimo, en la entrega por los demás, donde se puede ver la acción de Dios en la Iglesia. La santidad no es un concepto teórico, sino una acción práctica que se concreta en el amor al prójimo.

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La santidad de la Iglesia: un llamado a la transformación

La Iglesia es santa, pero también está en camino de ser más santa. La santidad no es un estado estático, sino un proceso dinámico de crecimiento y transformación. La Iglesia se purifica y se renueva constantemente a través de la acción del Espíritu Santo.

La presencia de pecadores en la Iglesia no la desvirtúa ni la hace menos santa. La santidad de la Iglesia se basa en la gracia de Dios y en la respuesta de los miembros al llamado a la santidad. Es una realidad dinámica que se construye día a día, a través de la fe, la oración y la caridad.

En definitiva, la santidad de la Iglesia es un misterio que se revela en la vida de sus miembros. Es un llamado a la transformación personal y a la construcción de una comunidad más justa, más fraterna y más cercana a Dios. La Iglesia es santa porque está unida a Cristo, el Santo, y porque sus miembros son llamados a compartir en su santidad.

Puntos Claves de la Santidad de la Iglesia Explicación
Fundador y fin Jesucristo, el fundador, es santo y el propósito de la Iglesia es santificar a sus miembros.
Medios para la santidad La Iglesia ofrece la Palabra de Dios y los sacramentos para alcanzar la santidad.
Santidad de los miembros Los miembros están llamados a la santidad mediante la gracia de Dios, a pesar de ser pecadores.
Fuente de vida La gracia santificadora es la fuente de vida de la Iglesia, a pesar de la presencia de pecadores.
Participación en la Iglesia Los miembros se santifican al participar en la vida de la Iglesia.
Poder de purificación Los sacramentos de la Iglesia tienen el poder de purificar a sus miembros.
Caridad como núcleo La caridad es el corazón de la santidad de la Iglesia, como lo ilustra Santa Teresita del Niño Jesús.
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Preguntas frecuentes sobre la santidad de la Iglesia

¿Por qué se dice que la Iglesia es santa?

La Iglesia es considerada santa por varias razones: su fundador, Jesucristo, es santo; su propósito es santificar a sus miembros; y proporciona los medios para lograr la santidad, como la Palabra de Dios y los sacramentos.

¿Cómo se santifican los miembros de la Iglesia?

Los miembros de la Iglesia se santifican al participar en ella, recibiendo la gracia de Dios y colaborando con ella para vivir una vida santa.

¿Cómo puede ser santa la Iglesia si está compuesta por pecadores?

Aunque la Iglesia está compuesta por pecadores, su fuente de vida es la gracia santificadora y tiene el poder de purificar a sus miembros a través de los sacramentos.

¿Cuál es el núcleo de la santidad de la Iglesia?

La caridad es el núcleo de la santidad de la Iglesia, como lo destaca Santa Teresita del Niño Jesús. Ella compara a la Iglesia con un cuerpo con el amor como su corazón.

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